Hola, Matías. La verdad es que… no, saltar no me quitó el vértigo ni esa sensación de “atracción” por el vacío. Pero mereció la pena, y de momento me he acostumbrado a vivir con ella; no sé si hay otra opción.
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Hola, Matías. La verdad es que… no, saltar no me quitó el vértigo ni esa sensación de “atracción” por el vacío. Pero mereció la pena, y de momento me he acostumbrado a vivir con ella; no sé si hay otra opción.